EL RELATO DE LA CREACIÓN SEGÚN LA ESCRITURA
Así como los hebreos, otras naciones tuvieron también sus
relatos respecto al origen del universo material y del modo en que el caos
original se convirtió en un cosmos o mundo habitable. Algunos de esos relatos
revelan rasgos de similaridad con el registro bíblico; pero contiene un número
mucho mayor de sorprendentes diferencias. Como si fuera una regla se
caracteriza por elementos dualistas o politeístas, representan al mundo como
resultado de una fiera lucha entre los dioses, y están a muy grande distancia
de la sencillez y sobriedad del relato bíblico. Sería aconsejable comenzar
nuestra discusión acerca de esos detalles con unas cuantas indicaciones
generales.
EL PUNTO DE VISTA DESDE EL CUAL CONTEMPLA LA BIBLIA LA
OBRA DE CREACIÓN
Es cosa significativa que el relato de Génesis 1 aunque
menciona la creación de los cielos no le dedica posterior atención al mundo
espiritual. Se ocupa solamente del mundo material, y lo representa
principalmente como la habitación del hombre y el teatro de sus actividades.
Trata no de realidades invisibles, como los espíritus, sino de las cosas que se
ven.
Y porque estas cosas son palpables a los sentidos humanos,
vienen a discusión no sólo en la teología, sino también en otras ciencias y en
la filosofía. Pero en tanto que la filosofía trata de investigar a la luz de la
razón el origen y la naturaleza de todas las cosas, la teología halla su punto
de partida en Dios; por su revelación especial se deja guiar respecto a la obra
de creación, y considera todas las cosas en relación con El. El relato de la
creación es el principio de la revelación que Dios hace de sí mismo, y nos
informa de la relación fundamental en que todas las cosas, incluso el hombre,
se encuentran respecto a Él.
Acentúa la posición original del hombre, para que los
hombres de todas las épocas tengan un adecuado entendimiento del resto de la
Escritura como una revelación de la Redención.
Aunque no pretenda darnos una cosmogonía completamente
filosófica, contiene elementos importantes para la construcción de una
verdadera cosmogonía.
EL ORIGEN DEL RELATO DE LA CREACIÓN
La investigación sobre el relato de la creación ha surgido
repetidamente, y el interés en él se renovó por causa del descubrimiento de la
historia babilónica de la creación. Esta historia, tal como se nos ha dado a
conocer tomó forma en la ciudad de Babilonia. Habla de la generación de
diversos dioses, de los cuales Marduk probó ser el principal.
Ninguno como él tuvo el poder suficiente para vencer al
primitivo dragón Tiamat, y se convirtió en el creador del mundo, a quien los
hombres adoran. Hay algunos puntos de similaridad entre el relato de la
creación en Génesis y esta historia babilónica. Ambas hablan de un caos
primitivo, y de una división entre las aguas de abajo y el firmamento de
arriba.
El Génesis habla de siete días, y la escritura babilónica
está arreglada en siete tabletas. Ambos relatos conectan los cielos con la
cuarta época de la Creación, y la de la creación del hombre con la sexta.
Algunas de estas semejanzas son de poca significación, y las diferencias de los
dos relatos resultan mucho más importantes. El orden hebreo difiere en muchos
puntos del babilónico. La diferencia más grande se encuentra, sin embargo, en
los conceptos religiosos de los dos. El relato babilónico, a diferencia del de
la Escritura, es mitológico y politeísta.
Los dioses no guardan un nivel elevado, si no que traman y
conspiran y luchan. Marduk, únicamente, alcanza el éxito después de una
prolongada lucha en la que su fuerza se midió derrotando las fuerzas del mal y
reduciendo al orden el caos. En Génesis, por el contrario, encontramos el más
sublime monoteísmo, y vemos a Dios llamando a existencia el universo y todas
las cosas criadas, mediante la sencilla palabra de su potencia. Cuando el
relato babilónico se descubrió, muchos eruditos precisamente dieron por hecho
que la narración bíblica se derivaba de la fuente babilónica, olvidando que hay
a lo menos otras dos posibilidades, es decir
1. Que la historia babilónica sea una reproducción espuria
de la narración de Génesis
2. Que ambas se deriven de una fuente común más primitiva.
Pero de cualquiera manera que el asunto se conteste, no
resuelve el problema del origen de la narración. ¿Cómo se produjo el original,
oral o escrito? Algunos lo consideraron sencillamente como el producto natural
de la reflexión humana en cuanto al origen de las cosas. Pero esta explicación
es extremadamente inadecuada en vista de los siguientes hechos
1. La idea de la creación es incomprensible
2. La ciencia y la filosofía conjuntamente se oponen a la
doctrina de una creación de la nada
3. Solamente por la fe podemos entender que el universo fue
hecho por la palabra de Dios, Heb. 11: 3.
Por tanto llegamos a la conclusión de que la historia de
la creación fue revelada a Moisés o a alguno de los primitivos patriarcas. Si
esta revelación fue premosaica, pasó como tradición (oral o escrita) de una
generación a otra, perdió probablemente algo de su pureza original, y finalmente
fue incorporada en su forma pura, bajo la dirección del Espíritu Santo, en el
primer libro de la Biblia.
LA INTERPRETACIÓN DE GEN. 1: 1 y 2.
Algunos consideran que Génesis 1:1 es el sobrescrito o
título de todo el relato de la creación. Pero esto es objetable por tres
razones:
1. Porque la narración que sigue está conectada con el
primer versículo mediante la conjunción hebrea waw, lo que no tendría razón de
ser si el primer versículo fuera un título.
2. Porque, sobre esa suposición, no habría relato alguno de
la creación original e inmediata
3. Porque los versículos siguientes no contienen ningún
relato sobre la creación de los cielos.
La interpretación más generalmente aceptada es que Gen 1:1
consigna la creación original e inmediata del universo, llamada en estilo
hebraísta "cielos y tierra". En esta expresión la palabra
"cielos" se refiere al orden invisible de cosas en las que la gloria
de Dios se revela de la manera más perfecta. No puede considerarse como una
designación de los cielos cósmicos, se trate de las nubes o de las estrellas,
porque éstas fueron creadas en el día segundo y en el cuarto de la semana de la
creación.
Luego en el versículo 2 el autor describe la condición
original de la tierra (compárese Sal 104: 5 y 6). Es una cuestión debatible, si
la creación original de la materia formó parte del trabajo del primer día, o
estuvo separada de ella por un período de tiempo más o menos largo. De los que
prefieren interponer un largo período entre ambas partes sostienen algunos que
el mundo fue originalmente un lugar habitado por ángeles y que fue destruido
como resultado de la caída de ese mundo angelical, habiendo sido posteriormente
recuperado y convertido en una adecuada habitación para el hombre. Nos
referimos a esta teoría restitutiva en otro lugar.
EL HEXAEMERON, ES DECIR, EL
TRABAJO DE LOS SEIS DÍAS SEPARADAMENTE
Después de la creación del universo, de la nada, y en un
instante, el caos fue cambiando gradualmente a cosmos, un mundo habitable, en
seis días sucesivos. Antes de tratar de la obra de los seis días separadamente,
conviene discutir brevemente lo relacionado con la longitud de esos días de la
creación.
LA TEORÍA DE QUE LOS DÍAS
FUERON LARGOS PERIODOS DE TIEMPO
Algunos eruditos consideran que los días de Génesis 1
fueron largos períodos de tiempo, para hacerlos armonizar con los períodos
geológicos. La opinión de que estos días no fueron de los ordinarios de
veinticuatro horas, no fue del todo extraña a la teología cristiana primitiva
como lo demuestra detalladamente E. C. Messenger en su documentada obra sobre
Evolution and Theology.
Pero algunos de los Padres de la Iglesia que sugerían que
estos días probablemente no debían considerarse como días ordinarios,
expresaron la opinión de que la obra completa de creación fue terminada en un
instante de tiempo y que los días únicamente constituían una estructura
simbólica que facilitaba la descripción de la creación en una forma ordenada
para hacerla así más inteligible a las mentes finitas.
La opinión de que los días de la creación fueron largos
períodos se volvió de actualidad otra vez en años recientes, sin embargo, no
como resultado de estudios exegéticos, sino bajo la influencia de los
descubrimientos de la ciencia. Antes del Siglo XIX, los días del Génesis, más
generalmente, se consideraban como días literales. Pero, desde luego la
interpretación humana es falible y tiene que ser revisada a la luz de
posteriores descubrimientos.
Si la exégesis tradicional está en oposición, no solamente
contra las teorías científicas que sólo son interpretaciones, sino contra bien
fundados hechos, se impone naturalmente una revisión y una reinterpretación.
Sin embargo, difícilmente puede sostenerse que los aceptados períodos
geológicos necesiten un cambio de frente, puesto que están generalmente
reconocidos como hechos bien fundados aun en círculos científicos.
Algunos eruditos cristianos, como Harris, Miley, Bettex, y
Geesink, dan por hecho que los días de Génesis son días geológicos, y tanto
Shedd como Hodge llaman la atención al extraordinario acuerdo que existe entre
el relato de la creación y el testimonio de las rocas, por lo cual se inclinan
a considerar los días de Génesis como períodos geológicos.
Surge el problema de si es exegéticamente posible concebir
los días de Génesis como grandes períodos de tiempo. En este terreno debe
admitirse que la palabra hebrea yom no siempre denota en la Escritura un
período de veinticuatro horas y no siempre se usa en el mismo sentido ni
siquiera en el relato de la creación. Puede significar día de luz a diferencia
de tinieblas, Gen 1: 5, 16 y 18; día de luz y tinieblas juntamente, Gen 1: 5,
8, 13, etc.; los seis días tomados juntamente, Gen 2: 4; y un período
indefinido caracterizado en toda su duración por algún rasgo especial, por
ejemplo, la tribulación, Sal 20: 1; la ira, Job 20: 28; la prosperidad, Ecl. 7:
14; o la salvación, II Cor. 6: 2.
Actualmente algunos sostienen que la Biblia favorece la
idea de que los días de la creación fueron períodos indefinidos y llaman la
atención a los siguientes puntos:
1. El sol no fue creado sino hasta el cuarto día, y por
tanto la duración de los días anteriores no puede determinarse por la relación
de la tierra con el sol. Esto es perfectamente cierto, pero no prueba el punto.
Evidentemente, Dios había establecido, con anterioridad al cuarto día, una
alternación rítmica de luz y tinieblas, y no hay base para la hipótesis de que
los primeros tres días medidos así fueron de mayor duración a partir del
cuarto. ¿Por qué hemos de dar por hecho que Dios aumentó enormemente la
velocidad de las revoluciones de la tierra después de que la luz quedó
concentrada en el sol?
2. Los días aquí mencionados son días de Dios, días
arquetípicos de los que los días de los hombres no son sino copias del
original; con Dios mil años son como un día, Sal 90: 4, II Pedro 3: 8. Pero
este argumento se basa en una confusión de tiempo y eternidad. Dios ad intra no
tiene días sino que vive en la eternidad muy por arriba de todas las medidas de
tiempo. Esta es también la idea que nos traen el Sal 90: 4 y II Pedro 3: 8. Los
únicos días verdaderos de los que Dios tiene conocimiento son los que
corresponden al tiempo espacio de este mundo.
¿Cómo puede deducirse del hecho de que Dios esté sobre
todas las limitaciones del tiempo, tal como existen en este mundo en donde se
le mide por días, semanas, meses y años, que un día que puede ser un período de
cien mil años sea equivalente a uno de veinticuatro horas?
3. El séptimo día, el día en que Dios descansó de sus labores
se dice que continúa hasta el presente y Por lo tanto debe considerarse como un
período de millares de años. Es el día de reposo de Dios, y este día de reposo
no tiene fin. Este argumento presenta una confusión parecida. Toda la idea de
que Dios principió la creación a un cierto tiempo, luego cesó después de seis
días, no se aplica a Dios como es en sí mismo, sino únicamente a los resultados
temporales de su actividad creadora.
El es inmutablemente el mismo de una a otra edad, su día
de reposo no es un período de tiempo indefinidamente prolongado, es eterno. Por
otra parte, el día de reposo de la semana de la creación fue un día tan largo
como los otros. Dios no solamente reposó en ese día, sino que también lo
bendijo y lo santificó, separándolo como día de reposo del hombre, Ex 20: 11.
Esto difícilmente podría aplicarse a todo el período transcurrido desde la
creación hasta el presente.
CONSIDERACIÓN SOBRE EL
CONCEPTO DE QUE FUERON DÍAS LITERALES LOS DE LA CREACIÓN
El concepto más aceptado ha sido siempre el que los días
de Génesis 1 han de entenderse como días literales. Algunos de los primitivos
Padres de la Iglesia no los consideraron como indicaciones verdaderas del
tiempo en el que la obra de creación fue ejecutada, sino más bien como formas
literarias en las que el escritor de Génesis moldeó el relato de la creación
para dar un cuadro objetivo de ella la cual, en verdad, fue hecha en un solo
instante en una forma ordenada, a la inteligencia humana.
Únicamente después de que las comparativamente nuevas
ciencias de la geología y la paleontología avanzaron con sus teorías acerca de
la enorme edad de la tierra, fue cuando los teólogos comenzaron a mostrarse
inclinados a identificar los días de la creación con las grandes edades
geológicas.
Actualmente algunos de ellos consideran como un hecho ya
establecido que los días de Génesis 1 fueron grandes períodos geológicos; otros
están un tanto inclinados a tomar esta posición; pero demuestran muchas dudas.
Hodge, Sheldon, Van Ossterze, y Dabney, son algunos de los que no están
enteramente en contra de este concepto y concuerdan con todos los demás en que
esta interpretación de los días es exegéticamente dudosa, si no imposible.
Kuyper y Bavink sostienen que, aunque los primeros tres días pudieron haber sido
de longitudes un tanto diferentes, los últimos tres indudablemente fueron días
ordinarios.
Natural mente no consideran, ni siquiera los primeros tres
días como períodos geológicos.
Vos en su obra Gereformeerd Dogmatick defiende la posición
de que los días de la creación fueron días ordinarios. Hepp toma la misma
posición en su obra Calvinism and the Philosophy of Nature. Noortzij en su obra
Gods Woord en der Eeuwen Getuigenis.
Afirma que la palabra hebrea yom (día) en Génesis 1,
posiblemente no puede designar ninguna otra cosa que un día ordinario; pero
sostiene que el escritor de Génesis no le añadió ninguna importancia al
concepto "día", sino que lo introdujo simplemente como parte de la
estructura para el relato de la creación, y no para indicar consecuencia
histórica alguna, lo que sin embargo le permitió darnos un cuadro de la gloria
de las criaturas a la luz del gran propósito redentor de Dios.
De consiguiente, el día de reposo es el gran punto
culminante en el que el hombre alcanza su verdadero destino. Este concepto nos
recuerda vivamente la posición de algunos Padres de la Iglesia. Los argumentos
aducidos para ello no son muy convincentes como Aalders lo ha demostrado en su
obra De Eerste Drie Hoofdstukken van Génesis. Este erudito del Antiguo Testamento
sostiene, apoyándose en Génesis 1: 5, que el término yom en Génesis 1 denota
simplemente el período de luz para distinguirlo del de las tinieblas ; pero
este concepto parecería envolver una muy antinatural interpretación de la
expresión repetida "y fue la tarde y la mañana".
Debe, pues, interpretarse así: Y hubo tarde precedida por
una mañana. De acuerdo con el Dr. Aalders, que opina del mismo modo, la
Escritura ciertamente favorece la idea de que los días de la creación fueron
días ordinarios, aunque no sea posible determinar su longitud exacta, y también
él opina que los tres primeros días pueden haber sido un tanto diferentes de
los últimos tres. Se prefiere la interpretación literal del término
"día" en Génesis 1 por las siguientes consideraciones:
1. En su significado original la palabra yom denota un día
natural; y es buena regla en exégesis, no separarnos del significado original
de una palabra, a menos que así lo requiera el contexto. El Dr. Noortzij
insiste en el hecho de que esta palabra sola no tiene ningún otro significado,
sino "día", tal como el hombre lo conoce sobre la tierra.
2. Parece que el autor de Génesis trató de encerrarnos
absolutamente en la interpretación literal mediante la adición de las palabras
"y fue la tarde y la mañana" al tratarse de cada día en particular.
Cada uno de los días mencionados tiene exactamente una tarde y una mañana, lo
que difícilmente podría aplicarse a un período de millares de años. Y si se
dijera que los períodos de la creación fueron días extraordinarios consistiendo
cada uno de un largo día y de una larga noche surgiría naturalmente la
pregunta: ¿En qué se convertiría toda la vegetación durante aquella larguísima
noche?
3. En Ex 20: 9-11 Israel recibe el mandato de trabajar seis
días y descansar en el séptimo, porque Jehová hizo los cielos y la tierra en
seis días y descansó en el séptimo. La sana exégesis requiere que la palabra
día se tome en el mismo sentido en ambas cosas. Además, el sábado apartado para
descanso ciertamente era un día literal, de lo que se colige que los otros días
fueron de la misma clase.
4. Los últimos tres días con seguridad fueron días
ordinarios puesto que se determinaron por la carrera acostumbrada del sol.
Aunque no podemos estar absolutamente seguros de que los días precedentes no
difieren un tanto de los otros en longitud, es extremadamente imposible que
difieran de los otros como difieren los días ordinarios de los períodos de
millares y millares de años. También puede preguntarse, por qué se habría de
requerir un largo período para la separación, por ejemplo, de la luz y las
tinieblas.
LA OBRA DE LOS DÍAS POR
SEPARADO
Notemos en la obra de creación una gradación definida, en
la que el trabajo de cada día conduce a, y a la vez prepara la obra del
siguiente, culminando el todo en la creación del hombre, que es la corona de la
obra manual de Dios, confiándole la importante tarea de hacer que toda la
creación contribuya para la gloria de Dios.
1. El primer día. En el primer día fue creada la luz, y se
constituyeron el día y la noche mediante la separación de la luz y las
tinieblas. Tal creación de la luz en el primer día ha sido ridiculizada en
atención al hecho de que el sol no fue creado sino hasta el cuarto día ; pero
la ciencia misma silenció ese ridículo probando que la luz no es sustancia que
emane del sol, sino que consiste de ondas de éter producidas por la energía de
los electrones.
Nótese también que Génesis no habla del sol como luz (or),
sino del sol como portador de la luz (ma'or), exactamente como la ciencia ha
descubierto que es. Atendiendo al hecho de que la luz es la condición de toda
vida, era perfectamente natural que fuera creada primero. Dios también desde
luego instituyó la orden de la alternación de luz y tinieblas, llamando a la
luz día y a las tinieblas noche. Sin embargo, no se nos dice, cómo se logró
esta alternación. El relato de la obra de cada día cierra con las palabras,
"y fue la tarde y la mañana". Los días no se registran de tarde a
tarde, sino de mañana a mañana. Después de doce horas viene la tarde y después
de otras doce horas viene la mañana.
2. El segundo día. El trabajo del segundo día fue de
separación: El firmamento quedó establecido dividiendo las aguas de arriba y
las de abajo. Las aguas de arriba son las nubes, y no, como algunos lo
explican, el mar de cristal, Apoc. 4: 6; 15: 2, y el río de la vida, Apoc. 22:
1. Algunos han restado crédito al relato mosaico en la suposición de que
representa al firmamento como una bóveda sólida; pero esto es enteramente
infundado, puesto que la palabra hebrea raqia nunca denota una bóveda, sino que
es equivalente a nuestra palabra "expansión".
3. El tercer día. La separación avanza apartando los mares
de la tierra seca, compárese Sal 104: 8. Aparte de esta separación quedó
establecido el reino vegetal de las plantas y los árboles. Tres grandes clases
se mencionan, es decir, deshe', que son plantas sin flores, que no fructifican
de una a otra en el modo general; 'esebh, que son legumbres y cereales que
producen su propia semilla; y ets peri o árboles frutales, que llevan fruto
según su clase. Nótese aquí:
A. Que, cuando Dios dijo: "Produzca la tierra hierba
verde", etc., no fue equivalente a decir: que la materia inorgánica se
desarrolle por su propia fuerza inherente en vida vegetal. Fue una palabra de
poder por medio de la cual implantó Dios el principio de vida en la tierra, y
de este modo la capacitó para producir hierba verde, plantas y árboles. Que fue
una palabra creadora lo dice evidentemente, Génesis 2: 9.
B. Que la declaración "y la tierra produjo hierba
verde, hierba que da semilla según su naturaleza y árbol que da fruto, cuya
semilla está en él según su género" (vers. 12), claramente favorece la
idea de que las diferentes clases de plantas fueron creadas por Dios y que no
se desarrollaron de una a otra. Cada una produjo semilla según su clase, y por
tanto no podría reproducir sino su propia clase. En consecuencia, la doctrina
de la evolución, resulta negativa de ambas afirmaciones; pero debe recordar que
tanto la generación espontánea como el desarrollo de las especies, de una a
otras diferentes, no ha sido probado, y actualmente tales hipótesis están
enormemente desacreditadas.
4. El cuarto día. El sol, la luna y las estrellas fueron
creadas como lumbreras para servir a varios propósitos:
A. Para dividir el día de la noche;
B. Para servir de señales, es decir, para indicar los puntos
cardinales, anunciar los cambios de temperatura y para servir como señales de
importantes eventos futuros y juicios por venir;
C. Para señalar las estaciones, los días y los años, es
decir, para indicar el cambio de estaciones, la sucesión de años, y la
repetición regular de días festivos; y
D. Para servir de luminarias a la tierra y de este modo
hacer posible el desarrollo de la vida orgánica sobre la tierra.
5. El quinto día. Este día trajo la creación de las aves y
los peces, es decir, los habitantes del aire y de las aguas. Las aves y los
peces pertenecen al mismo género porque hay entre ellos una gran similaridad en
su estructura orgánica. Además, se caracterizan por una inestabilidad y
movilidad que tienen en común con el elemento en que se mueven, a diferencia
del suelo firme. También concuerdan en su método de procreación. Nótese también
que los peces y las aves fueron creados según su clase, lo que quiere decir que
fueron creadas las especies.
6. El sexto día. Este día nos trae el clímax de la obra de
creación. En relación con la creación de los animales se usa de nuevo la
expresión, "Produzca la tierra", y esto, otra vez debe interpretarse
en la forma en que ya lo indicamos en el párrafo (c).
Los animales no se desarrollaron en forma natural de la
tierra, sino que fueron producidos por el Fiat creativo de Dios. Se nos dice
con toda claridad en el versículo 25 que Dios hizo las bestias de la tierra, el
ganado y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Pero aun
cuando la expresión se refiera a un desarrollo natural, no armonizaría con la
doctrina de la evolución, puesto que esa doctrina no enseña que los animales se
desarrollen directamente del reino mineral.
La creación del hombre se caracteriza por el solemne
dictamen que la precedió: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, y según
nuestra semejanza", y esto no debe asombrarnos puesto que todo lo que
precede fue únicamente la preparación para la venida del hombre que es la
corona de la obra de Dios, como rey de la creación; ya que el hombre estaba
destinado a ser la imagen de Dios. Las palabras tselem y demuth no denotan
exactamente la misma cosa, sin embargo, se usan indistintamente.
Cuando se dice que el hombre fue creado a la imagen de
Dios, se da a entender que Dios es el arquetipo del que el hombre es solamente
copia; y cuando se añade que fue creado según la semejanza de Dios, esto
únicamente añade la idea de que la imagen es en todo sentido parecida al
original en todos los detalles.
En su entero ser el hombre es la imagen exacta de Dios.
Antes de pasar al séptimo día será bueno llamar la atención al notable paralelo
que existe correspondientemente entre los tres primeros días y los segundos
tres de la creación.
1. La creación de la luz
4. La creación de las lumbreras
2. La creación de la expansión y la separación de las aguas.
5. La creación de las aves del aire y de los peces del mar
3. La separación de las aguas y la tierra seca y la
preparación de la tierra como habitación del hombre y de las bestias.
6 La creación de las bestias del campo; el ganado, los
animales que se arrastran sobre la tierra, y el hombre
7. El séptimo día. El descanso de Dios en el séptimo día
contiene ante todo un elemento negativo. Dios cesó de su obra creativa.
Pero a esto debe añadirse un elemento positivo, es decir,
que se deleitó en su obra completa. Su descanso fue como el del artista, que
habiendo terminado su obra maestra la contempla con profunda admiración y
deleite, y se complace profundamente en su producción artística. "Y vio
Dios todo lo que había hecho y he aquí, que todo era muy bueno.
Todo respondió al propósito de Dios y correspondió al
ideal divino. De aquí que Dios se regocijara en su creación porque en ella
reconocía el reflejo de sus gloriosas perfecciones. Su faz radiante brilla
sobre ella y produce una lluvia de bendiciones.
NO HAY EN GÉNESIS 2 UN
SEGUNDO RELATO DE LA CREACIÓN
Es muy común entre la más moderna alta crítica considerar
que Gen 2 contiene un segundo e independiente relato de la creación. Al primero
se le considera como el trabajo del Eloísta y al segundo como del Jehovaísta.
Se dice que no hay acuerdo entre los dos sino que se contradicen en varios
puntos.
Conforme al segundo relato, en lo que se distingue del
primero, la tierra está seca antes de la creación de las plantas; el hombre fue
creado antes de los animales y eso, el hombre solo, no hombre y mujer; en
seguida Dios creó los animales, para ver si podrían ser adecuados compañeros
para el hombre; viendo que fallaron en ese sentido, creó a la mujer como la
ayuda idónea para el hombre ; y finalmente, colocó al hombre en el Edén que de
antemano había preparado para él.
Pero todo esto es exactamente, una completa mala interpretación
del segundo capítulo. Génesis 2 no es ni pretende ser, un relato de la
creación. El sobrescrito 'eleh toledoth, que se encuentra 10 veces en Génesis,
nunca se refiere al principio u origen de las cosas sino siempre a sus
generaciones, es decir, a su historia posterior. Esa expresión data de un
tiempo cuando la historia consistía en la descripción de las generaciones. El
segundo capítulo de Génesis principia con la descripción de la historia del
hombre, arregla su material de acuerdo con este propósito y únicamente repite
parte de lo que ya se había dicho en el capítulo primero, sin ninguna
consideración del orden cronológico, según se necesita para el propósito del
autor.
INTENTOS PARA ARMONIZAR EL
RELATO DE LA CREACIÓN CON LOS DESCUBRIMIENTOS DE LA CIENCIA
1. La interpretación ideal o alegórica. En ella se da
prominencia a la idea más bien que a la letra del relato. Se considera a
Génesis 1 como una descripción poética de la obra creativa de Dios,
presentándola desde diferentes puntos de vista. Pero
A. Es perfectamente evidente que el relato se hizo como un
testimonio de la historia, y claramente se le considera así en la Escritura,
compárese Ex 20: 11; Neh. 9: 6; Sal. 33: 6 y 9; 145: 2-6
B. El capítulo inicial del Génesis "carece casi por
completo de todo elemento conocido en la poesía hebrea" (Strong)
C. Este relato está inseparablemente relacionado con la
historia subsiguiente, y por lo tanto, muy naturalmente se le considera
histórico por sí mismo.
2. La teoría mítica de la filosofía moderna. La filosofía
moderna ha ido más allá de la precedente posición. Rechaza no solamente el
relato histórico de la creación, sino también la idea de la creación, y
considera al contenido de Génesis 1 como un mito en el que toma cuerpo una
lección religiosa. No hay ninguna intención alegórica aquí, dicen, sino
solamente una candorosa representación mítica con un corazón o núcleo
religioso. Esto también es contrario al hecho de que Génesis 1 verdaderamente nos
llega con el concepto de ser una relación histórica, y en las referencias
principales que hemos consignado arriba, ciertamente no se le considera como un
mito.
3. La teoría restitutiva. Algunos teólogos intentaron
reconciliar el relato de la creación con los descubrimientos de la ciencia en
el estudio de la tierra adoptando la teoría de la restitución. Fue defendida
por Chalmers, Buckland, Wisemann y Delitzsch, y en ella se da por hecho que
transcurrió un largo tiempo entre la primera creación mencionada en Gen 1: 1 y
la creación secundaria descrita en Gen 1: 3-31. Este largo período se
distinguió por diferentes cambios catastróficos que dieron por resultado la
destrucción supuestamente descrita en las palabras "desordenada y
vacía". El ver.
2 debería pues leerse: "y la tierra devino desordenada
y vacía". Esta destrucción fue seguida por una restitución, cuando Dios
cambió el caos en cosmos, un mundo habitable para el hombre. Esta teoría puede
ofrecernos alguna explicación acerca de los diferentes estratos de la tierra,
pero no ofrece explicación alguna respecto a los fósiles de las rocas, a menos
que se dé por concedido que hubo varias sucesivas creaciones de animales
seguidos por destrucciones masivas.
Esta teoría nunca encontró aceptación en los círculos
científicos, ni tampoco encuentra apoyo en la Escritura. La Biblia no dice que
la tierra devino, sino que estaba desordenada y vacía. Y aun cuando el verbo
hebreo hayetha podría traducirse "devino", las palabras
"desordenada y vacía" denotan una condición informe y no una
condición resultante de la destrucción.
Delitzsch combinó con esta teoría la idea de que la tierra
originalmente estuvo habitada por los ángeles, y que la caída del mundo
angelical fue la causa de la destrucción que resultó en el caos a que se
refiere el versículo 2. Por alguna u otra razón este concepto tiene favorable
aceptación entre los actuales dispensacionalistas, que encuentran apoyo para su
teoría en pasajes como Isa. 24: 1; Jer. 4: 23-26; Job 9: 4-7; II Pedro 2: 4.
Pero basta una lectura cuidadosa de estos pasajes para convencer a cualquiera
de que, para nada prueba el punto a discusión. Además, la Biblia nos enseña
claramente que Dios creó los cielos y la tierra "y todo el ejército de
ellos" en seis días, Gen 2: 1; Ex 20: 11.
4. La teoría concordataria. Esta trata de armonizar la
Escritura y la ciencia dando por hecho que los días de la creación fueron
períodos de miles de años. Además de lo que ya dijimos acerca de esto al
discutir los días de la creación, debemos añadir que la idea de que los
estratos de la tierra efectivamente señalan prolongados y sucesivos períodos,
tal desarrollo en la historia de su origen es simplemente una teoría de los
geólogos basada en generalizaciones infundadas. En seguida observaremos las
siguientes consideraciones:
A. La ciencia geológica no solamente está recién nacida,
sino que también se encuentra esclavizada al pensamiento especulativo, o, a
priori. Spencer la llamó "Geología ilógica" y ridiculizó sus métodos,
en tanto que Huxley habló de sus grandes hipótesis como "no probadas y no
probables".
B. Hasta el presente la geología apenas ha logrado algo más
que rascar la superficie de la tierra, y eso en muy pocos lugares. De ello
resulta que sus conclusiones frecuentemente son meras generalizaciones, basadas
en datos insuficientes. Los hechos observados en algunos lugares contradicen a
los que se han encontrado en otros.
C. Aun cuando se hubieran explorado grandes zonas en todas
partes del globo, ello podría solamente haber aumentado nuestro conocimiento
sobre la condición presente de la tierra, pero nunca podría servir para darnos
una información perfectamente fidedigna respecto a su historia pasada. No se
puede escribir la historia de una nación fundándose en los hechos observados en
su presente construcción y vida.
D. Los geólogos tomaron como base la hipótesis de que los
estratos de rocas, se encontraban en el mismo orden por todo el globo
terráqueo; y que mediante la estimación del tiempo requerido para la formación
de cada uno de esos estratos podía determinarse la edad de la tierra.
I. Pero se encontró que el orden de las rocas difiere en
diversos lugares
II. Los experimentos hechos para determinar el tiempo
requerido para la formación de los diferentes estratos condujeron a resultados
muy diferentes;
III. Y la teoría uniformitaria de Lyell, acerca de que las
reacciones físicas y químicas actuales son guías seguras para calcular las de
todos los tiempos anteriores, se encontró sin base.
E. Cuando falló el intento para determinar la edad de los
varios estratos de las rocas, mediante su constitución mineral y mecánica, los
geólogos comenzaron a hacer de los fósiles el factor determinante.
La paleontología se convirtió en el asunto verdaderamente
importante, y bajo la influencia del principio uniformitario de Lyell se
desarrolló hasta ser una de las más importantes pruebas de la evolución.
Sencillamente se da por hecho que ciertos fósiles son más antiguos que otros; y
que si se preguntara sobre qué se base esa hipótesis, la respuesta sería que
tales fósiles se encuentran en las rocas más antiguas. Esto es nada menos que
razonar en un círculo vicioso.
La edad de las rocas está determinada por los fósiles que
contienen, y la edad de los fósiles por las rocas en las cuales se encuentran.
Pero los fósiles no siempre se encuentran en el mismo orden; algunas veces
están en orden contrario.
F. El orden de los fósiles tal como lo determina actualmente
la geología no corresponde con el orden que podríamos esperar según el relato
de la creación de tal manera que la aceptación de la teoría geológica no
ayudaría al propósito de armonizar la Escritura con la ciencia.
LA DOCTRINA DE LA CREACIÓN
Y LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN
Actualmente surge, naturalmente, la pregunta: ¿Cómo afecta
la teoría de la evolución a la doctrina de la creación?
1. La teoría de la evolución no puede ocupar el lugar de la
creación. Algunos hablan como si la hipótesis de la evolución ofreciera una
explicación del origen del mundo; pero esto es manifiestamente un error, porque
esa teoría no hace tal cosa. La evolución es desarrollo y todo desarrollo
presupone la existencia anterior de una entidad o principio de fuerza, de la
cual, un algo se desarrolla.
Lo que no existe no puede desarrollarse en una existencia.
La materia y la fuerza no pudieron haber evolucionado de la nada. Ha sido
costumbre de los evolucionistas retroceder hasta la hipótesis nebular para
explicar el origen del sistema solar, aunque la ciencia actual ha suplantado
aquella hipótesis por la planetesimal. Pero todo esto únicamente hace que el
problema retroceda un paso y lo deja sin resolución. Los evolucionistas tienen
que recurrir a la teoría de que la materia es eterna, o aceptar la doctrina de
la creación.
2. La teoría de la evolución natural no está en armonía con
el relato de la creación. Si la evolución no explica el origen del mundo, ¿nos
dará al menos una explicación racional del desarrollo de las cosas procedentes
de la materia primaria, para explicarnos así el origen de las presentes
especies de plantas y animales (excluyendo al hombre), y también de los varios
fenómenos de la vida, como las sensaciones, la inteligencia, y la moral y la
religión? ¿Tiene necesariamente que entrar en conflicto con el relato de la
creación?
Pues bien, es perfectamente evidente que la evolución
natural en verdad está en conflicto con el relato bíblico. La Biblia enseña que
las plantas, los animales y el hombre aparecieron en la escena al Fiat creativo
del Todopoderoso; pero de acuerdo con la hipótesis evolucionista se
desarrollaron del mundo orgánico por medio de un proceso de desarrollo natural.
La Biblia representa a Dios creando plantas y animales
según su especie y que producen semilla según su especie, es decir, que tendrán
que reproducirse según su especie ; en tanto que la teoría de la evolución
señala a las fuerzas naturales, residentes en la naturaleza como las que
conducen al desarrollo de una especie a otra. Según el relato de la creación,
los reinos vegetal, animal y el hombre, fueron creados en una única semana;
pero la hipótesis de la evolución los considera como el producto de un
desenvolvimiento gradual durante el curso de millones de años.
La Escritura presenta al hombre colocado en el más alto
plano desde el principio de su carrera, y luego cae al más bajo nivel debido a
la deteriorante influencia del pecado; la teoría de la evolución, por otra
parte, representa al hombre en su estado original apenas un poco diferente del
bruto, y declara que la raza humana se ha levantado, mediante sus potencias
inherentes a niveles cada vez más altos de existencia.
3. La teoría de la evolución natural no está bien comprobada
y falla en la explicación de los hechos. El conflicto a que nos hemos referido
arriba sería un asunto muy grave si la teoría de la evolución fuera un hecho
comprobado. Algunos lo consideran así, y con toda confianza hablan de él como
del dogma de la evolución.
Otros, sin embargo, nos recuerdan, justamente, el hecho de
que la evolución todavía es únicamente una hipótesis. Hasta un gran científico
como Ambrose Fleming dice "que el estricto análisis de las ideas
relacionadas con el término evolución, demuestra que son insuficientes como una
solución filosófica o científica a los problemas de la realidad y de la
existencia".
La notable incertidumbre que prevalece en el campo de los
evolucionistas es prueba positiva de que la evolución sigue siendo una
hipótesis solamente. Además, hoy se admite, frecuentemente, por muchos que
todavía se aferran al principio de la evolución, que ellos no entienden su
método de operación. Se pensó en un tiempo que Darwin había proporcionado la
llave de todo el problema; pero esa llave, por lo general, ahora, más bien, se
desecha.
Los pilares fundamentales sobre los que se levantó la
estructura darwiniana, tales como el principio del uso y desuso, la lucha por
la existencia, la selección natural y la transmisión de las características
adquiridas han ido siendo expulsados uno tras otro. Evolucionistas tan notables
como Weissmann, De Vries, Mendel, y Bateson, todos contribuyeron al derrumbe
del edificio darwiniano. Nordenskioeld, en su History of Biology, habla de la
"disolución del darwinismo" como de un hecho consumado.
Dennert nos invita a la defunción del darwinismo, y O'
Toole dice, "el darwinismo está muerto y ningunos lamentos pueden
resucitar el cadáver". Morton habla de "la bancarrota de la
evolución", Price del "fantasma de la evolución orgánica". El
darwinismo, pues, reconocidamente ha fallado en explicar el origen de las
especies, y los evolucionistas no han sido capaces de ofrecer una explicación
mejor.
Las leyes mendelianas explican las variaciones, pero no el
origen de nuevas especies. Señalan realmente en otra dirección, es decir, al
desarrollo de nuevas especies mediante un proceso natural. Algunos opinan que
la teoría mutacionista de De Vries o la teoría de la evolución emergente de
Lloyd Morgan señalan el camino; pero ninguna de estas dos ha demostrado ser una
explicación satisfactoria del origen de las especies mediante un puro y simple
desarrollo natural.
Actualmente se admite que los cambios a que de De Vries se
refiere tienen que ver, más bien, con la variedad que con la especie, por lo
que no pueden considerarse como el principio de nuevas especies. Y Morgan se
siente constreñido a admitir que él no puede explicar sus misterios sin
retroceder hasta algún poder creativo que tendría que llamarse Dios. Morton
dice: "El hecho es que, aparte de la teoría de la creación todavía no hay
otra sobre los orígenes, que actualmente sea dueña del campo.
La hipótesis de la evolución falla en varios puntos. No
puede explicar el origen de la vida. Los evolucionistas trataron de explicarlo
por la generación espontánea, una hipótesis infundada caída hoy en descrédito.
Es un hecho perfectamente comprobado en la ciencia, que la vida solamente puede
proceder de una vida anterior. Además, ha fallado abiertamente al no
proporcionar un solo ejemplo de una especie que produzca otra distinta
(orgánica, que es diferente de la variedad).
Bateson dijo en 1921: "No podemos ver cómo se
presentó la diversidad de las especies. Variaciones de muchas clases, a menudo
considerables, vemos todos los días, pero no origen de especies,... Entre
tanto, aunque nuestra fe en la evolución permanece inconmovible, no tenemos una
explicación satisfactoria acerca del origen de las especies". Tampoco ha
sido capaz la evolución de triunfar satisfactoriamente sobre los problemas que
se presentan respecto al origen del hombre.
No ha tenido éxito en probar que el hombre desciende
físicamente del bruto. J. A. Thompson, autor de The Outline of Science, y
renombrado evolucionista, sostiene que el hombre realmente nunca fue un animal,
una bestia diera con apariencia de criatura, sino que el primer hombre surgió
repentinamente, mediante un gran salto, desde el primate hasta el ser humano. Mucho
menos ha sido capaz de explicar el lado espiritual de la vida del hombre. El
alma humana, dotada con inteligencia, consciente de sí misma, con libertad,
conciencia y aspiraciones religiosas sigue siendo un enigma insoluble.
4. La evolución teísta no es sostenible a la luz de la
Escritura. Algunos teólogos cristianos y científicos tratan de armonizar la
doctrina de la creación, tal como se enseña en la Escritura, y la teoría de la
evolución, por medio de la aceptación de lo que llaman con el nombre de
evolución teísta. Eso es una protesta en contra del intento de eliminar a Dios,
y lo postulan como el obrero Todopoderoso que está detrás de todo el proceso de
desarrollo.
Se considera a la evolución simplemente como un método de
Dios para trabajar en el desarrollo de la naturaleza. La evolución teísta en
realidad pretende esto, que Dios creó el mundo (el cosmos) por medio de un
proceso evolutivo, un proceso de desarrollo natural, en el cual El no
interviene maravillosamente, salvo en casos en los que sea absolutamente
necesario.
La evolución deísta se inclina a admitir que el absoluto
principio del mundo pudo únicamente ser el resultado de una directa actividad
creativa de Dios y, si no puede encontrar una explicación natural, admitirá la
intervención directa de Dios en los orígenes de la vida y del hombre. Ha sido
saludada como la evolución cristiana aunque no hay en ella nada que
necesariamente sea cristiano.
Muchos, que por otra parte se oponen a la teoría de la
evolución le han dado la bienvenida, porque reconoce a Dios en el proceso y
suponen que es compatible con la doctrina bíblica de la creación. De aquí que
se le enseñe con toda libertad en las iglesias y en las escuelas dominicales.
Como un asunto de hecho, la evolución teísta es muy peligrosamente híbrida.
El nombre es una contradicción de términos; porque ni es
deísta, ni materialista, ni admite la creación, ni la evolución en el sentido
en que estos términos son aceptados. Y no se necesita mucha penetración para
ver que el Dr. Fairhust está en lo justo cuando expresa su convicción de
"que la evolución teísta tan efectivamente destruye la Biblia como libro
inspirado y de autoridad tanto como lo hace también la evolución atea".
Una y otra enseñan que se necesitaron millones de años
para producir este mundo actualmente habitable; y que Dios no creó las
diferentes especies de plantas y animales para que produjeran otras de su misma
especie; que el hombre, al menos por su lado físico, es descendiente de un
bruto y que, por tanto, comenzó su carrera en un bajo nivel; que no ha habido
caída en el sentido bíblico de la palabra, sino solamente repetidos deslices
del hombre en su marcha ascendente ; que el pecado es únicamente una debilidad,
resultado de los instintos y deseos animales del hombre, y que no constituye
culpa; que la redención se consigue cuando el control creciente del elemento
más alto en el hombre actúa sobre sus bajas tendencias; que no han ocurrido
milagros, ni en el mundo espiritual ni en el material; que la regeneración, la
conversión y la santificación son simplemente cambios psicológicos naturales, y
así por el estilo.
En una palabra, la evolución teísta es absolutamente
subversiva de la verdad bíblica. Algunos eruditos cristianos de la actualidad
son del sentir que la teoría de Bergson llamada Evolución Creativa se
recomienda por sí misma para quienes no quieren dejar a Dios sin la debida
consideración. Este filósofo francés dio por hecho que hay un élan vital, un
impulso vital en el mundo, como el principio básico y activo de toda vida. Este
principio vital no procede de la materia, sino que más bien es su causa
original.
Satura a la materia, domina su inercia y resistencia
actuando como una fuerza viviente sobre lo que esencialmente es muerto, y hasta
crea, no nuevo material, pero sí nuevos movimientos adaptados a los fines que
le son propios, y de esta manera crea, en forma muy semejante a como crea el
artista. La evolución creativa tiene dirección y propósito y, sin embargo,
aunque consciente, no obra de acuerdo con un plan preconcebido aunque eso
pudiera ser posible. La evolución creativa determina la evolución misma y
también la dirección en la que la evolución se mueve.
Esta vida siempre creativa, "de la que cada individuo
y cada especie es un experimento" es el Dios de Bergson, es un Dios
"que es finito, que es poder limitado, que es aparentemente impersonal,
aunque Hermann dice que "quizá no nos apartemos mucho hacia el error al
creer que este Dios 'puede ser la tendencia ideal de las cosas' convertidas en
persona". Haas habla de Bergson como de un "panteísta vitalista más
bien que un deísta".
En todo caso, su Dios es uno que está enteramente
encerrado dentro del mundo. Este concepto puede tener un atractivo especial
para el moderno teólogo ancho pero está en mucho menos armonía con el relato de
la creación que la evolución teísta.
PREGUNTAS PARA
AMPLIAR EL ESTUDIO
1. ¿Cuál es la verdadera alternativa de la doctrina de la
creación?
2. ¿En dónde está la importancia de la doctrina de la
creación?
3. ¿Se debe considerar que los primeros capítulos de Génesis
tienen algo que ver con el estudio científico del origen de las cosas?
4. ¿Determina la Biblia en alguna forma la fecha en que el
mundo fue creado?
5. ¿Qué extremos deben evitarse al tratar de la relación que
hay entre Dios y el mundo?
6. ¿Debe interpretarse la Biblia siempre de acuerdo con
teorías científicas ampliamente aceptadas?
7. ¿En qué estado se encuentra la hipótesis de la evolución
en el mundo científico de hoy?
8. ¿Cuál es el elemento característico en la teoría
darwiniana de la evolución?
9. ¿Cómo explica usted que en la actualidad la hipótesis de
la evolución se encuentra tan ampliamente repudiada?
10. ¿Cómo afecta el concepto mecánico del universo la
Evolución Creativa de Bergson y la hipótesis neovitalista de Hans Driesch?
11. ¿En qué sentido es superior la evolución teísta a la
evolución materialista?